El ritmo frenético de la Sociedad Moderna en la que vivimos conlleva enormes retos a la hora de poder afrontar nuestras responsabilidades laborales y familiares. Llevamos al extremo el cumplimiento de las tareas que implican nuestras responsabilidades como trabajadores y como miembros de una familia. No queremos renunciar a nada. Pensamos que sí se puede atender todo aquello que nos demanda el entorno laboral y el familiar hasta que se produce un desequilibrio entre nuestras obligaciones personales y laborales. De esta forma, entramos en un círculo vicioso con una clara dificultad para conciliar ambos planos de responsabilidad.
La necesidad de responder a las demandas de la vida laboral y la personal puede afectar negativamente a la salud y el bienestar. Compaginar ambas actividades aumenta nuestro esfuerzo y horas de dedicación (doble trabajo), principalmente para las mujeres. Además, hay momentos que es necesario responder a la misma vez a los requerimientos de ambos planos: trabajo y personal.
Las consecuencias que esto genera son mucho más graves de lo que, a priori, podemos pensar. De hecho, la falta de equilibrio entre la vida laboral y personal es uno de los principales factores de riesgo psicosocial a los que un número cada vez mayor de trabajadores tiene que enfrentarse a diario. Una gran mayoría de la fuera laboral en México asegura que sus responsabilidades laborales afectan negativamente a su vida familiar.
Entre las principales exigencias del ámbito laboral que interfieren con las responsabilidades personales nos encontramos con:
– Organización del trabajo. Tareas que se realizan, turnos de trabajo, descansos a lo largo de la jornada, horario de entrada y de salida, trabajo nocturno, etc.
– Duración, alargamiento o modificación de la jornada de trabajo.
– Falta de autonomía para organizar las tareas y funciones del puesto de trabajo. Es decir, ¿puedo cambiar el ritmo de mi trabajo y la forma en la organizo mis tareas? o ¿Dependo de las directrices y prioridades de mi Superior Jerárquico?
– Incapacidad para modificar y/o flexibilizar mi jornada laboral. Horarios de trabajo rígidos e inflexibles. Días laborables incompatibles con la vida familiar y social. Imposibilidad de trabajo remoto.
Lo anterior, tiene implicaciones en la salud mental de los trabajadores con una clara incidencia en los niveles de estrés laboral al que se ven sometidas muchas personas. Una forma sencilla y muy eficaz para reducir estos niveles de estrés y mejorar la salud mental de los trabajadores es, precisamente, escuchar y atender las inquietudes de las personas que sufren este padecimiento. La posibilidad de que los trabajadores de una forma ANÓNIMA, INMEDIATA y CONFIDENCIAL puedan compartir sus inquietudes y las emociones que están experimentando como consecuencia de una falta de conciliación entre su vida laboral y personal es un buen comienzo para que Líderes y Empresas puedan establecer los planes de acción necesarios para reducir este factor de riesgo psicosocial.